UNA CASA CON LOS PIES
“Con cada pisada que daba el en barro con mis pies descalzos me acercaba más a la esencia, a la verdad, a gritar ¡era esto! ¡era esto!”. Así nos contaba Pilu la experiencia de construir su propia casa, con barro y paja, junto a su familia y la ayuda de la comunidad.
Esta semana tuvimos la oportunidad de visitar su proyecto de vivienda sostenible en Manantiales, Departamento de Maldonado, Uruguay. La casa está a unos metros de las dunas del mar, un camino de tierra nos conduce hasta su entrada. Ahí juegan los dos hijos de Pilu que nos hablan de su escuela, un proyecto de educación holística autogestionado que comparte muchos de los principios de Sa Llavor, basado en promover un ambiente donde prevalezcan los vínculos educativos y afectivos horizontales y de solidaridad, donde lo individual tenga lugar en lo colectivo, con el objetivo de construir una mejor sociedad.
La casa de la familia de Pilu está construida según los principios de la permacultura, aprovechando lo que brinda la naturaleza y a la vez siendo respetuosos con ella. Para construirla se usó el barro, que se pisó con los pies para activarlo, mezclado con la paja, que lo endurece. Las paredes de barro respiran, están vivas, en invierno protegen del frío y en verano del calor. Vivir aquí es una experiencia muy distinta a la de una casa de cemento, nos cuenta. Tan llena de vida está la casa que en el techo florece la uña de gato.
Hablando con ellos recordábamos las palabras de Jon Jandai en educación para la vida: “¿Cómo puede ser que no sepamos hacer una casa? ¿que nos hipotequemos diez, veinte, treinta años para pagarla? Los pájaros, sin herramientas, pueden hacerla en dos días.”
Ni siquiera las manos, necesitamos. Una casa la podemos hacer con los pies.