EL TIEMPO CIRCULAR

“Las hojas bailaban verdes, centelleantes. Sentí que esto era el verdadero paraíso sobre la tierra. Todo lo que me había poseído, todas las agonías, desaparecieron como sueños e ilusiones y algo que se podría denominar la verdadera naturaleza se reveló ante mí.” Masanobu Fukuoka, promotor de la agricultura natural.

Si nos preguntaran sobre el tiempo diríamos que pasa demasiado rápido, que a menudo sentimos el estrés de ver cómo se nos escapa, como, al llegar al final del día, no hemos logrado hacer todo lo que habíamos planificado.
Esto no ha sido siempre así. En las sociedades antiguas, básicamente agrícolas, concebían el tiempo como una repetición constante, como el retorno circular de lo que ya había ocurrido anteriormente. El pasado volvía y el futuro, en cierta medida, era conocido. De ahí la importancia del conocimiento de las abuelas y los abuelos para aconsejar en la toma de decisiones. Eran sociedades que tenían una fuerte conexión con la naturaleza. La sucesión de los ciclos naturales, que se repiten incesantemente, marcaban un ritmo invariable e inalterable. No había posibilidad de acelerar el tiempo, ni de exprimirlo, ni de ahorrarlo. Las mujeres y los hombres, al igual que la naturaleza, estaban al servicio de las condiciones atmosféricas, de las estaciones del año y los ciclos lunares. Había un tiempo de trabajo duro y constante y un tiempo de descanso y vida social.
Al trabajar la tierra, plantar un huerto, hacer crecer un bosque, huimos del tiempo lineal, sincronizado y también escaso de la vida cotidiana para experimentar con los ciclos, comprender las pautas de la repetición y sumergirnos en otra concepción temporal.
El bosque nos invita a bailar al ritmo de la naturaleza, que es un ritmo paciente e hipnótico, como el de los derviches giratorios. Esto nos permite relajarnos y vivir más el presente.
Aprender, pero también desaprender.
Hacer, pero también deshacer.
Diluirse y expandirse, entender que ya no somos una parte, sino un todo coherente y orgánico con el entorno.
Y que en realidad no estamos sembrando semillas para hacer crecer plantas sino para hacernos crecer a nosotros mismos.

2020-03-02T13:52:46+00:00marzo 2nd, 2020|

MU O EL NO HACER NADA

Masanobu Fukukoa es un campesino japonés, poeta, intelectual, filósofo, revolucionario y, sobre todo, sabio. Lleva setenta años cerca de la naturaleza preguntándole quienes somos y quienes debemos ser en el futuro. Es el creador de la agricultura natural y de las “nendo dago”, las bolitas de arcilla que aprendimos a hacer en el taller de semillas durante la Fiesta del Almendro, con las que quiere convertir desiertos en bosques.

La idea que sigue Masanobu es simple: no hay nada que exista en este mundo, por lo tanto sigue la filosofía del NADA MU, o del no hacer nada. Según él ni siquiera el conocimiento es útil. “Si utilizas el pensamiento para separar el rojo del negro, has aprendido a separar el rojo del negro, pero nada sobre el rojo o el negro.” Así que lo único que hay que hacer con uno mismo para “reverdecer” es simple: semillas y arcilla. Y lo mismo con la tierra. El hombre moderno, para obtener comida y agua, intenta controlar la tierra y en este controlar es cuando se produce la destrucción. El ser humano cree que conoce la naturaleza pero lo único que ha hecho es dividirla. El problema se resuelve mirando el todo. Cuando se destruye la vegetación, se reduce el oxígeno y el oxígeno es lo que nos permite cantar y estar felices. La mejor manera de recuperar la alegría es tirar bolitas de arcilla. Al hacer una bolita de arcilla, según Masanobu, lo que metes dentro no es sólo una semilla sino tu alma, y al lanzarla, no es solo tu mano sino la mano de un Dios.

Así que el viernes, en el bosque, no sólo nos disfrazamos de Dioses. Fuimos Dioses.

2020-03-02T13:47:07+00:00marzo 2nd, 2020|

MU O EL NO HACER NADA

Masanobu Fukukoa es un campesino japonés, poeta, intelectual, filósofo, revolucionario y, sobre todo, sabio. Lleva setenta años cerca de la naturaleza preguntándole quienes somos y quienes debemos ser en el futuro. Es el creador de la agricultura natural y de las “nendo dago”, las bolitas de arcilla que aprendimos a hacer en el taller de semillas durante la Fiesta del Almendro, con las que quiere convertir desiertos en bosques.

La idea que sigue Masanobu es simple: no hay nada que exista en este mundo, por lo tanto sigue la filosofía del NADA MU, o del no hacer nada. Según él ni siquiera el conocimiento es útil. “Si utilizas el pensamiento para separar el rojo del negro, has aprendido a separar el rojo del negro, pero nada sobre el rojo o el negro.” Así que lo único que hay que hacer con uno mismo para “reverdecer” es simple: semillas y arcilla. Y lo mismo con la tierra. El hombre moderno, para obtener comida y agua, intenta controlar la tierra y en este controlar es cuando se produce la destrucción. El ser humano cree que conoce la naturaleza pero lo único que ha hecho es dividirla. El problema se resuelve mirando el todo. Cuando se destruye la vegetación, se reduce el oxígeno y el oxígeno es lo que nos permite cantar y estar felices. La mejor manera de recuperar la alegría es tirar bolitas de arcilla. Al hacer una bolita de arcilla, según Masanobu, lo que metes dentro no es sólo una semilla sino tu alma, y al lanzarla, no es solo tu mano sino la mano de un Dios.

Así que el viernes, en el bosque, no sólo nos disfrazamos de Dioses. Fuimos Dioses.

2020-03-02T13:47:07+00:00marzo 2nd, 2020|

LOS GRUPOS DE VOLUNTARIADO

Los grupos de voluntarios ya han vivido dos viernes de convivencia en el bosque realizando tareas de acondicionamiento del espacio. En la Fundación seguimos necesitando más manos que quieran colaborar, no sólo con el bosque, sino con los otros grupos de voluntariado. Puedes consultar toda la información aquí>

2020-03-02T13:37:22+00:00marzo 2nd, 2020|

LA POTENCIA DE LA ORALIDAD

Certamen de «Cuentos para ser contados»
Como decía una escritora, todos deseamos tener cerca una voz como la de Scherezade que nos cuente un cuento a la hora de acostarnos y cada vez que nos sentimos solos.
En Sa Llavor Edicions queremos hacer un homenaje a la oralidad, a la palabra viva, a ese momento íntimo de compartir una historia, un viaje a través de la imaginación.
Por ello os animamos a participar en el primer Certamen de cuentos para ser contados.
Esperamos vuestras propuestas desde ahora hasta el 1 de abril.
Cuentistas, contadnos cuentos.
Cerraremos los ojos.
Abriremos los sentidos.

Bases aquí>

Recogida de libros de segunda mano
A partir del día 15 de este mes podéis llevar al Hivernacle los libros que deseéis donar para el mercadillo de intercambio que celebraremos durante el día de Sant Jordi. Recogeremos libros de literatura, ensayo, poesía, teatro y literatura infantil que estén en buenas condiciones. ¡Muchísimas gracias!

2020-03-02T13:03:58+00:00marzo 2nd, 2020|

LA POTENCIA DE LA ORALIDAD

Certamen de «Cuentos para ser contados»
Como decía una escritora, todos deseamos tener cerca una voz como la de Scherezade que nos cuente un cuento a la hora de acostarnos y cada vez que nos sentimos solos.
En Sa Llavor Edicions queremos hacer un homenaje a la oralidad, a la palabra viva, a ese momento íntimo de compartir una historia, un viaje a través de la imaginación.
Por ello os animamos a participar en el primer Certamen de cuentos para ser contados.
Esperamos vuestras propuestas desde ahora hasta el 1 de abril.
Cuentistas, contadnos cuentos.
Cerraremos los ojos.
Abriremos los sentidos.

Bases aquí>

Recogida de libros de segunda mano
A partir del día 15 de este mes podéis llevar al Hivernacle los libros que deseéis donar para el mercadillo de intercambio que celebraremos durante el día de Sant Jordi. Recogeremos libros de literatura, ensayo, poesía, teatro y literatura infantil que estén en buenas condiciones. ¡Muchísimas gracias!

2020-03-02T13:03:58+00:00marzo 2nd, 2020|
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