Es noviembre y la luz de los largos días de verano va apagándose poco a poco. Las hojas de los árboles empiezan a vestirse de colores dorados antes de desprenderse y tapizar el suelo de marrones, amarillos y rojos. En este momento, cuando la luz de fuera comienza a hacerse más débil, nos resguardamos en nuestros hogares y encendemos la luz interior. Es en esta época cuando celebramos en comunidad la fiesta del farol, como símbolo de la llama que brilla dentro y la calidez que emana de nuestros corazones.