Las caléndulas que recogieron las niñas y los niños este comienzo de primavera en el bosque han sido muy bien aprovechadas. Además del aceite, este mes elaboraron una crema de caléndula con cera de abeja.
Para prepararla, cogieron cuatro proporciones de aceite de caléndula por una porción de cera de abeja virgen. Se calentaron por separado al baño maría hasta conseguir que la cera se licuase. Después se vertió el aceite con cuidado al recipiente de la cera. Por último, se rellenaron los pequeños recipientes para la crema con la mezcla.
Esta crema tiene las mismas propiedades que el aceite de caléndula, pero, al estar elaborada con cera de abeja, no sólo tiene un gran poder hidratante sino que además, contiene propóleos, un antibiótico natural que sintetizan las abejas a partir de cera y resina de coníferas.
Se aprovechó para contar a las niñas y los niños más cosas sobre las abejas: cómo segregan la cera con unas glándulas que tienen en el abdomen, cómo polinizan las flores, qué es la miel, la diferencia entre un panal de avispa y uno de abeja, quiénes son los zánganos, las obreras y la reina en una colmena… Y así se acercaron más a estos insectos que hoy en día están amenazados y que son esenciales para la supervivencia de todo el ecosistema.