La infancia es una etapa en la que instintivamente el cuerpo sabe qué necesita para su sano desarrollo. Las niñas y los niños sanos quieren jugar desde el amanecer hasta el anochecer. Su juego brota de lo más profundo de su ser. Nadie tiene que enseñarles cómo jugar.

Durante la infancia se comienza a desarrollar en el ser humano la imaginación a través del juego. En esta época con la exploración del mundo imaginativo y la fantasía el ser humano recibe la mejor preparación para cualquier aspecto de su vida posterior. Con el juego se fomenta el desarrollo intelectual sin tener que hacer ningún esfuerzo consciente.

Es beneficioso para su sano desarrollo que las niñas y los niños se nutran del juego que brota de su vida interior y se evite sobrecargarles con el conocimiento de hechos y contenido abstracto antes de la etapa de educación primaria.

Es beneficioso que su vida esté llena de fantasía, juego, canciones, música viva y cuentos de hadas que potencien su imaginación.

Una niña o un niño que juega, será en el futuro un adulto capaz de conectar con sus propias posibilidades, desarrollarse y transformar su entorno de forma consciente a través de su capacidad creadora.